Cuando
un pensamiento negativo viene a tu mente, quienes sufrimos de trastornos de
ansiedad razonamos de una forma ¨catastrófica¨. Comenzamos a pensar que algo
grave va a suceder o está sucediendo y este pensamiento se convierte en un
sentimiento de miedo, el miedo somatiza en nuestro cuerpo, respiramos de forma
agitada y entre cortada, lo cual causa una serie de procesos químicos dentro de
nuestro organismo y la ansiedad se incrementa. Sin saber ni como, te encuentras
en medio de un ataque de pánico.
Todo
empezó con un pensamiento, con la idea de que algo malo va a pasar. ¨Mi pareja
me traiciona¨, ¨mi hijo tiene un accidente¨, ¨va a venir un terremoto¨ o
simplemente ¨me va a pasar algo¨. Si podrías volver atrás en el tiempo y
detener ese pensamiento y todo el subsiguiente proceso ¿sabrías que hacer?, ¿es
posible hacerlo?. Pues sí, cambiando nuestro proceso de razonamiento y
siguiendo un camino correcto de análisis de lo que nos esta sucediendo.
Lo
primero y no siempre fácil es tratar de identificar cual es el trigger¨ o el
gatillo del pensamiento, es decir, determinar que es lo que desató el primer
pensamiento. Veamos un ejemplo: Tu pareja ha salido o se encuentra de viaje, no
has tenido noticia de el o ella, le envías un mensaje de texto, esperas unos minutos
y no tienes respuesta. Vuelves a enviar otro mensaje. Al no obtener un mensaje
de regreso, lo llamas y no contesta su teléfono. Tu primer pensamiento llega
¨no me contesta por que esta con otra persona¨. El desencadenante de ese
pensamiento inicial fue el hecho de que no te contesta el teléfono. Nuestra
mente nos juega una mala pasada, nuestro razonamiento es ¨catastrófico¨. El 99
% de las probabilidades según nuestra reflexión de ese momento, se va al peor
escenario: ¨no me contesta por que esta con alguien más¨. De ahí en adelante
todo es una caída libre hacia un ataque de pánico.
¿
Como cambiamos este tortuoso camino?
Empecemos
por determinar el primer pensamiento, la primera idea negativa que viene a
nuestra cabeza y razonar con los siguientes pasos:
1.-
El pensamiento que tengo, es solo una idea.
2.-
Que tenga esa idea, no significa que sea cierto.
3.-
Esa idea no me define ni a mi ni a mi pareja.
Una
vez repetido estas palabras en tu cabeza piensa lo siguiente:
¿
que probabilidades existe de que lo que pienso se verdad, cuales son las otras
posibles alternativas?. Para el ejemplo que mencionamos: ¿ Que probabilidades
existe de que no me conteste por que mi pareja esta con otro? ¿ Puede ser que
sea cierto lo que estoy pensando? ¿ que probabilidades hay de que existan otras
razones?
Respira
profundo por unos minutos, inflando tu vientre y por lo tanto la parte baja de
tus pulmones, sosteniendo el aire y exhalando completamente y reflexiona en lo
siguiente:
¿Es
posible que nuestra pareja este con otro, que haya un terremoto, que algo nos
este sucediendo?. Claro que puede ser, sin embargo, las probabilidades de que
eso suceda no son del 99 % como muestra mente nos quiere convencer. En
realidad, los más probable es lo contrario, es decir, que solo hay un 1% de
posibilidades de que lo que estés pensando sea verdad. En el ejemplo que nos
ocupa, la razón de que no nos conteste el teléfono pueden ser muchas: el teléfono esta en su cartera,
simplemente no lo escucha, no tiene batería o simplemente lo dejo en su
automóvil. Lo mismo podemos aplicar a todos los casos. En el momento que
nuestra mente simplemente se plantea la probabilidad de otras razones
diferentes a nuestro escenario catastrófico, la ansiedad baja de forma
automática y hemos detenido el avance del ataque de pánico. Retoma el sistema
de respiración abdominal, esta vez por cinco minutos seguidos. Si puedes
hacerlo con un ejercicio de visualización y un mantra, mejor aun. La
visualización puede ser una figura con forma de huevo color verde agua frente a tu cabeza que gira
sobre su propio eje. Tu mantra el uso de la palabra SHAMM cuando aspiras y
cuando exhalas. La respiración lo más lenta posible y abras bajado tu ansiedad
notablemente.
Esta
técnica, conjuntamente con otros cambios en nuestra vida, como el ejercicio, la
respiración abdominal o la realización de actividades como Yoga, Taichí o Chi
kun, te darán una mejor calidad de vida. El apoyo de un terapeuta profesional
será necesario en muchos casos. Investiga sobre la terapia cognitiva para
profundizar en esta técnica para cambiar tu forma de razonar.