domingo, 5 de noviembre de 2017




BUSCANDO UN CAMINO, ME ENCONTRE CON EL YOGA

Recuerdo tan claro como que fuera ayer mi primer ataque de pánico. Una sola frase fue suficiente para desatar los sentimientos terribles que conocemos quienes hemos tenido estos episodios. El presente relato no tiene por objeto describir esos momentos, ni lo que me llevó a ellos. Historias de vivencias sobre estas crisis abundan en internet y a veces no hacen más que aumentar la angustia de quienes tenemos nuestras propias versiones en situaciones similares. Lo que aquí pretendo trasmitir, es la vivencia que cambio mi vida: El Yoga.

Habían pasado años buscando un camino para controlar de alguna manera la ansiedad que me invadía. Empecé como muchos: Parado en la puerta de un consultorio médico, con los resultados de varios exámenes que indicaban que no había nada físico, que mi corazón estaba bien, pensando en las palabras del cardiólogo, quien me recomendaba ver un psiquiatra. Aparentemente todo estaba en mi cabeza. De ahí en adelante el recorrido fue largo, antidepresivos, ansiolíticos, terapias New Age, sicólogos, conversaciones, regaños y frustración al final. De todo lo que conocí, puedo recomendar la terapia cognitiva,  en la cual el terapeuta ayuda al paciente a pensar y actuar de un modo más realista y adaptativo en relación con sus problemas psicológicos, reduciendo o eliminando así los síntomas.  La concepción implica que el paciente depresivo o ansioso distorsiona sistemáticamente sus experiencia en dirección negativa y tiene una concepción global negativa de si mismo y de sus experiencias. Se buscan experiencias de aprendizaje dirigidas a enseñar a los pacientes a: controlar los pensamientos (cogniciones) automáticos negativos, identificar las relaciones entre cognición, afecto y conducta  y a examinar la evidencia a favor y en contra de los pensamientos distorsionados. El terapeuta mediante pautas específicas, anima al paciente a identificar, observar y evaluar sus pensamientos de una manera objetiva. La verdad,  esta terapia me ayudó mucho y lo aprendido en ella lo sigo utilizando en la actualidad.

Los otros caminos, no funcionaron o lo hicieron parcialmente. De todas formas de cada uno de ellos obtuve algún aprendizaje útil para conservar la calma. Sin embargo, cualquier evento desafortunado en mi vida hacía que se desequilibre mi cuerpo y mi mente. La llegada del Yoga a mi vida se inició, básicamente, al aceptar la propuesta de una amiga de intentar algo diferente. Empecé por una clase a la semana, donde no podía concentrarme ni por tres minutos seguidos. Sin embargo, al poco tiempo comencé a sentir sus efectos, empecé a dormir mejor y a tener momentos de paz. Con el tiempo fui descubriendo cada vez más beneficios, mis habilidades de concentración se ampliaron, intenté practicar yoga varias veces por semana y a meditar solo cada vez que me era posible. Con los años se ha convertido en parte fundamental de mi vida. En épocas de mucha tensión, pena o ansiedad lo práctico más seguido y aunque parezca increíble, ha sido mi fuente más importante para sobrepasar aquellas etapas.

Ante esto, la pregunta es ¿por qué el yoga? ¿Por que esta disciplina me ayuda a alejar la ansiedad? Debemos empezar por definir que el Yoga es una tecnología ancestral que a través de ejercicios, posturas físicas, técnicas respiratorias, movimientos de las manos, sonidos, meditación y relajación, ayudan a alcanzar el equilibrio físico, mental y espiritual del practicante. Numerosos médicos de todo se interesan cada vez más por el yoga como terapia. Son muchos los médicos que lo practican o recomiendan a sus pacientes. Muchos estudios médicos  demuestran la eficacia del yoga en casos de ansiedad o depresión.

Pero más allá de lo que digan los estudios o la medicina ¿ como me ayudó a mi esta práctica? La respuesta no es una sola. De inicio me enganche con el tema de la meditación. Una clase de kundalini yoga tiene varias partes: unos mantras (palabras o frases que se repiten), ejercicios físicos de calentamiento, un kriya, ( que consiste en un conjunto de ejercicios, posiciones, respiraciones) y finalmente una relajación profunda y unos minutos de meditación. Como dije, yo lo único que esperaba eran los minutos de la meditación. Era el momento donde mi mente por un momento se desconectaba del mundo exterior. Algo casi imposible en una determinada época. La meditación comenzó a convertirse no solo en un escape sino también en un placer y empecé a practicarla fuera de las clases de yoga. De tres minutos (casi imposibles de concentrarme) pase a 11 minutos diarios y he llegado a meditar por 60 minutos seguidos en ocasiones especiales.



Los otros pasos de la clase de Yoga, me resultaban una tortura, los cánticos me parecían cosa de locos, los ejercicios físicos iban contra mi cuerpo rígido y adolorido y la espera me mataba. (No soy el ser más paciente del mundo). Con el tiempo y la práctica comencé a notar que lo que sucedía en una clase de yoga se parecía mucho a lo que me pasaba en la vida. No quería repetir los mantras por que no me atrevía a hacer algo diferente en mi vida. Odiaba los ejercicios físicos por que representaban un esfuerzo que sentía que no podía superar. Quería que llegue el momento de la meditación rápidamente y si fuera posible evitando los pasos anteriores, como me sucede con las cosas que deseo en la vida diaria. ¡De pronto comencé a entender¡. Tenía que romper los esquemas y hacer algo diferente si quería resultados diferentes, el camino del Yoga es un proceso para llegar a lo que deseas, como es todo en la vida. Debía pasar cada etapa para llegar a la meditación, y más que eso, aquel camino me preparaba para llegar a la meditación. Respecto de lo físico ( que se vuelve mental), descubrí que al igual que pasa con nuestro espíritu, cuando creemos que no podemos más, pues sí podemos. En definitiva,  aprendía a tener  paciencia, a entender que  nada que valga la pena en la vida será fácil y rápido… Al final, al encontrar el Yoga, encontré un camino de aprendizaje, de constancia, espera y superación, que aun estoy recorriendo.

miércoles, 15 de febrero de 2017

17 Cosas que tienes que entender acerca de vivir con ansiedad



1. Cuando una persona ansiosa dice que nunca puede dejar de pensar acerca de algo, créele.
Las cosas siguen dando vueltas en tu cabeza en un bucle infinito. Y mejor que creas que una persona ansiosa está consciente de eso, pero eso no significa que les guste.
En una entrevista con BuzzFeed Brasil, el profesor Hélio Deliberador del departamento de Psicología social en PUC-SP, explicó que “este pensamiento constante es, de cierta forma, una condición de fijación clínica que es característica de la ansiedad”.
2. La gente ansiosa siempre está experimentando algún grado de dolor físico.
Ya sea un nudo en la garganta, un dolor en el estómago o un dolor de espalda constante, imagina cómo es para alguien que vive con ese dolor las 24 horas del día.
Hélio explica que estos dolores son externalizaciones psicosomáticas de la ansiedad. “Es el cuerpo que experimenta el sufrimiento el cual corresponde a la condición clínica. Por ejemplo, además de los síntomas de dolor, también pueden ocurrir el ritmo cardiaco acelerado y sudoración”.

3. Más allá de lidiar constantemente con estas incomodidades, los individuos ansiosos también temen empeorar, como un ataque de pánico.

Edvard Munch / Via commons.wikimedia.org
El estrés agudo, estrés post-traumático, ataques de pánico y fobias sociales son algunas de las condiciones clínicas de la ansiedad aguda.
El profesor Hélio señala que ésta es una característica de alguien que posee un cierto nivel de información acerca de la ansiedad. “Es importante recordar que la ansiedad se debe entender y prevenir, aunque una persona que es ansiosa no necesariamente sufre de un empeoramiento de la condición”.

4. “Necesitas encontrar algo que te relaje” es una de las peores cosas que le puedes decir a una persona ansiosa.

“¿De verdad crees que si hubiera una forma de hacer que todo lo que sucede en mi cabeza se calma no lo habría intentado ya?

5. “Necesitamos hablar acerca de algunas cosas importantes al final de día” es una declaración igualmente desesperante.

Incluso puedes decirlo, pero ten en cuenta de que harás a la persona sufrir mucho y que su productividad será casi nula hasta el momento de la conversación.

6. La fatiga es un factor constante en las vidas de las personas ansiosas.
Después de todo, casi es imposible apagarla para poder dormir.
Hélio explica que la dificultad para dormir es parte del síndrome de ansiedad. “El hecho de que no puedan obtener sueño de calidad significa que las estructuras de la persona están más calentadas que aquellas de otros”, dice él. En otras palabras, si tu cabeza vive en el carril de alta velocidad, probablemente también tienes problemas para reducir la velocidad en la cama.

7. El sueño de una persona ansiosa es prácticamente un terremoto.

Ni siquiera mientras duerme una persona ansiosa se calma. En la mayoría de los casos, se mueven mucho inquietamente, hablan mientras duermen y se despiertan repetidamente a lo largo de la noche.
El profesor señala que cuando una persona ansiosa está cansada, probablemente están perturbados por el orden de sus fenómenos oníricos (sueños)”, dice Hélio. “Los estudios realizados por el Instituto del sueño indican que los sueños intensos afectan el sueño y por lo tanto son otro elemento que aumenta el sufrimiento de la persona ansiosa”.

8. La gente ansiosa critica a otros, pero se critican mucho más a sí mismos.

Gustave Courbet / Via commons.wikimedia.org
Nada es bueno, así que imagina lo desesperanzados que se sienten de vivir en un mundo que siempre tiene problemas.

9. La gente ansiosa por lo general se pone ansiosa acerca de su propia ansiedad (lo que es muy loco).

Una gran parte del tiempo una persona ansiosa pasa observando y protegiendo a sí mismo contra las largas espinas de la ansiedad, lo que genera mucho estrés añadido.

10. Puede ser muy difícil para ti ser demandante con una persona ansiosa, pero es mil veces más difícil para ellos estar en el extremo que recibe tus demandas.

Puede ser la cosa más pequeña, pero nada es sencillo para alguien que es ansioso. Un simple “¿y si pruebas con un tono más claro de lápiz labial?” ya hace que la persona se sienta completamente incapaz de volverse a poner maquillaje de nuevo.

11. Lo que sea que hagas, no digas “debes aprender a vivir en el momento”.

Te garantizamos que esta es una de las cosas que una persona ansiosa más le gustaría hacer, pero, de la nada, vienen preocupaciones acerca del futuro y se vuelven incapaces de vivir en el ahora.
“Estos y todos los otros enunciados en esta publicación son cosas que les dicen comúnmente a las personas ansiosas. Y debes tener cuidado de decirlas porque causan una sobrecarga para la gente, lo que posteriormente puede conducir a un desorden de ansiedad más serio”, explica Hélio.

12. La gente ansiosa se divide en dos grupos principales: los hiperactivos y los muy obstaculizados.

Reality Social / Via Twitter: @MeuAmorMaiorWS
Los hiperactivos ocupan sus mentes con las cosas más posibles con el fin de poder vivir sin volverse locos, mientras que los obstaculizados son incapaces de hacer muchas actividades porque dedican un gran fragmento de su tiempo a su propia ansiedad.
Para Hélio, estas características son comunes debido a una combinación de factores externos e internos: la carga de obligaciones y actividades a las que una persona se expone diariamente, combinado con la agitación psicomotora de la persona ansiosa.

13. Felicitar a alguien por ser capaz de cumplir una variedad de tareas no es necesariamente un cumplido.
Hacer varias cosas al mismo tiempo puede no ser un signo de modernidad o agilidad sino más bien la incapacidad de mantenerse quietos, lo que realmente lo puede cansar a uno.

14. “¿Podrías por favor detenerte y prestar atención?” es igual de incómodo de escuchar para una persona ansiosa.
Al contrario de la creencia popular, hacer varias cosas a la vez no es un signo de ser maleducado o deshonra. A menudo, se reduce a la incapacidad de la persona ansiosa para dedicarse a una sola tarea. Si se les exige, se pueden poner más tensos y por tanto prestar incluso menos atención.

15. Tomar decisiones, incluso si se trata de cosas pequeñas, puede ser muy doloroso.

“¿Y si tome la decisión equivocada? ¿Cómo viviré con eso?”
16. La mejor forma de ayudar a un amigo ansioso es hacer sugerencias discretas.

Evita decir “puedes hacer tal y cual cosa para calmarte” e intenta otros enfoques como, “estoy yendo a esta clase de Pilates y me encanta. Deberías venir conmigo un día!”
Hélio recomienda adicionalmente “estar con la persona durante las actividades que tengan una mayor cantidad de auto-conciencia, concentración, respiración y conciencia sobre el cuerpo. Eventualmente, la ayuda psicoterapéutica y médica también puede ser útil”.

17. La ansiedad no es ni nerviosismo ni una característica de una generación hiperactiva.
“La ansiedad ocurre cuando una persona es incapaz de ralentizar, pierde la calidad de su sueño, se somete a una cantidad excesiva de actividad y, por supuesto, sufre, especialmente con las demandas excesivas que reciben tanto de sí mismos y de otros”, explica Hélio.


FUENTE:https://www.buzzfeed.com/irangiusti/cosas-que-tienes-que-entender-acerca-de-vivir-c-2g826?utm_term=.jlQ3KowEG#.wh5Nn4Yxg

miércoles, 8 de febrero de 2017

Daily Self-Care Practices for Alleviating Anxiety









For the past 20 minutes, you have been sitting at your desk, a blank computer screen staring back at you. The cursor at the top of your open Word document flashes rhythmically. Thump… thump… thump.
You become aware of your heartbeat and notice it steadily increasing. You feel it becoming stronger and you feel it in your stomach, traveling upward into your chest. Your palms are sweating.
You take your hands off your desk and try to dry them by rubbing them along the top of your thighs–a temporary relief. You begin to set them back down, only this time you try to steady your shaking hands by firmly gripping the edge of your desk.
The thumping increases in speed. You are feeling the overwhelm of your racing heart in your chest now—as if it’s trying to plunge forward out of your body.
“What’s wrong with me?” you think to yourself. As you try to reason with yourself, you remember you didn’t sleep well last night. Then again, you can’t remember the last time you slept well at all. The thought of this makes you immediately feel nauseated. You’ve been feeling nauseous often.
“Why is this happening to me?” you ask yourself again. “Why can’t I get this under control?”
If you have not already figured it out—you are experiencing some, if not many, of the symptoms of anxiety.
Let’s focus on that last thought you had—“why can’t I get this under control?”
Control has both everything and yet nothing to do with anxiety.
Let me explain.
What Happens to Your Bodies When You Experience Anxiety?
Anxiety only occurs in situations perceived as uncontrollable or inevitable, but which are not actually so. Fear, on the other hand, is an appropriate emotional and physical response to a noticed threat or danger.
You must be asking yourself, does this mean that I can control my fears but I cannot control my anxieties?
The answer is—yes—and no.
When you experience anxiety, your body responds by going into what is called “fight-or-flight” mode. When you’re in this mode, you’re having a psychological reaction to a future event that you feel may be harmful to yourself. This psychological reaction is known as the threat–you feel unsafe. Once your brain identifies this threat, it processes signals—beginning in the brain, specifically, the amygdala and then the hypothalamus.
Next, a cascade of hormonal reactions occur. Your pituitary gland secretes the ACTH hormone, followed by the release of two primary stress hormones: cortisol and adrenaline. This can trigger the physical effects of anxiety, such as increased heart rate, bladder relaxation, tunnel vision, shaking, dilated pupils, flushed face, dry mouth, slowed digestion, and hearing loss.
All of these symptoms cause you to feel uncomfortable and, ultimately, affect your ability to manage your everyday lives—work, family, relationships, emotions, and ordinary, daily activities.
How Do You Manage Anxiety?
The most common remedy to the physical symptoms of anxiety is to take prescription medication. Pharmaceuticals usually have a tranquilizing effect. And while they often help (at least, to a certain degree) relieve your physical symptoms, pharmaceutical drugs do not prevent your fixed habit of mind which causes you to respond with anxiety in the first place.
And when you only treat the symptom(s), you fail to address the root cause of anxiety.
Alleviating Anxiety Naturally
This is why it is also important to practice natural forms of stress relief, alongside other treatments. Your mind-body system cannot adapt to anxiety, and so you need to practice forms of self-care into order to find relief and bring more mindfulness into the present moment.
There are self-care tools you can use to help you become more in tune with your body’s biological responses. For example, if the body becomes aware that you are feeling unsafe, there are ways of slowing it down before it goes into the mind and triggers physical symptoms.
Here are a few ways to practice self-care each day, which will help reduce and prevent symptoms of anxiety.
1. Physical Activity 
The first tool you can use to alleviate anxiety is physical activity. Robust physical activity helps you flush anxiety out of your system. For example, yoga asanas, or postures, can train your brain to relax because they help you form a conscious connection between your breath and your bodies—which can quickly relieve anxious thoughts.
Getting a great deal of exercise and fresh air by going for walks in nature can also help you develop a deep appreciation for beauty and peacefulness and ground your mental energies.
2. Breathing Exercises 
The second tool recommended for relief of anxiety is breathing exercises. In Sanskrit, breathing exercises are known as pranayama, which means “control of breath.” Pranayama is the life-force associated to your breath and plays an important role in connecting your mind and body and facilitating the experience of silent awareness.
Practicing 5 to 10 minutes of alternate nostril breathing before you meditate will help you detach from the primitive areas of your brain, which is where you fixate on anxious thoughts. This leads me to the next self-care tool.
3. Meditation 
Meditation is a self-care tool that you should practice, regardless of the degree you do or do not experience anxiety. When you meditate, you quiet your overanxious mind and focus on the silence that exists between every mental action.
Meditation helps you realize that you are greater than your thoughts and feelings. When you detach in this way and become more mindful, your brain forges new pathways and experiences without anxious thoughts.
4. A Healthy Diet
Diet also comes into play when looking for relief from anxiety. Your stomach contains more neurons than your brain does; meaning, whatever it is you decide to put in your stomach will have a direct impact on your conscious mind.
Natural organic foods and the removal of additives and refined sugar balances your metabolism. Removing alcohol from your diet will also greatly contribute to relieving anxious thoughts. Unfortunately, today’s society encourages us to consume alcohol in order to enjoy a happier life.
In the modern world, where pervasive social media creates constant pressure to communicate with others, you must find the time to connect your mind and body in order to find some space where pressures and anxieties do not exist.
Allow yourself time in your daily schedule to do this—give yourself permission. When your body recognizes you’re in a safe place, it may communicate more clearly and answer the question: “What do I need to resolve this anxiety?”
We’re all unique and have different requirements on our path to healing. You may want to work with trained professionals to address and integrate experiences when you first felt fear, so the waves do not continue to come toward you in the form of anxiety. You may also need to further develop your support network so your body and mind feel supported. You are not alone. Sadly, we are all familiar anxiety to some varying degree, but we also should know that we all can heal from it and deserve to do so.
*Editor’s Note: The information in this article is intended for your educational use only; does not necessarily reflect the opinions of the Chopra Center's Mind-Body Medical Group; and is not a substitute for professional medical advice, diagnosis, or treatment. Always seek the advice of your physician or other qualified health providers with any questions you may have regarding a medical condition and before undertaking any diet, supplement, fitness, or other health program.

from: http://www.chopra.com/



lunes, 26 de septiembre de 2016





Yo soy Yo.Tú eres Tú.

Yo soy Yo
Tú eres Tú.
Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas
Tú no estás en este mundo para cumplir las mías.
Tú eres Tú
Yo soy Yo.

Si en algún momento o en algún punto nos encontramos
Será maravilloso
Si no, no puede remediarse.
Falto de amor a Mí mismo
Cuando en el intento de complacerte me traiciono.
Falto de amor a Ti
Cuando intento que seas como yo quiero
En vez de aceptarte como realmente eres.

Tú eres Tú y Yo soy Yo.